A veces las personas necesitamos que se nos reafirme en el amor; sólo supone una pequeña inseguridad, un momento de debilidad y necesidad. Si en lugar de rehuir las preguntas inquisidoras aprovechamos la ocasión para reafirmar nuestro amor, podremos fortalecer nuestra relación demostrando que no hay motivos para dudar del amor que sentimos.
Alguna vez nos hemos enfrentado a esa inseguridad, a ese sentimiento que le hace pensar que ya no le amamos y nos hemos alejado de su amor sin razón alguna. Alguna vez hemos sentido la necesidad de demostrarle que nada ni nadie en este mundo cambiará lo que sentimos, pero muchas veces no sabemos el cómo y en lugar de dar la confianza que espera, terminamos por enredar un poco más el problema.
debe saber que es tu presente, que independientemente de cuántos amores del pasado puedan presentarse, tú tienes claro cuáles son tus sentimientos y donde quieres estar.
No debemos rehuir las inquisidoras preguntas. No debemos dejar de lado esa pregunta tan sutiles pero significativa como el “¿tú me amas?” y tampoco debemos dar respuestas tan vacías como “por supuesto mi vida, sino no estaría contigo”. Si te lo pregunta es porque necesita que le reafirmes que tiene un lugar muy especial en tu corazón.
Por eso, no debes responder desde la lógica con un simple “por supuesto mi vida, sino no estaría contigo” sino más bien con algo que provenga de tus sentimientos: “Pues claro que te amo, tú eres mi alma, mi pedacito de cielo, eres quien me regala vida y hace que mi corazón le encuentre sentido a seguir latiendo”. El sentido cambia ampliamente de las primeras expresiones a estas últimas, así que aunque parezcas un “disco rayado” no dudes en repetirle cuanto le amas; ello puede aliviar su inseguridad y ayudarte a resolver la situación.
El verdadero amor no desconfía y menos cuando se han tenido bases sólidas al construirlo. Sin embargo, debemos reconocer que existen situaciones que se nos salen de las manos y aunque no afecten significativamente nuestra relación sí pueden sembrar una semilla de dolor en nuestra alma. Los celos y la inseguridad no son manifestaciones del querer, son manifestaciones de aquellos instantes de vulnerabilidad que llegamos a padecer como seres humanos que somos; lo importante en estos momentos es que no nos dejemos absorber y sepamos salir avante sin ocasionar ni ocasionarnos muchos daños.
No es bonito que duden de nuestro amor, pero si llega a suceder, no debemos “lavarnos las manos” y decir que tiene todas las responsabilidades, porque no debemos olvidar que una relación es de dos, y quizá en algún momento bajamos la guardia y obviamos decirle lo importante que es para nuestras vidas.
Así que si pasas por un pequeño resabio de este tipo, no olvides decirle a la persona que amas sin titubear lo que piensas y sientes. “Por favor no dudes de mi amor por ti”.
No debemos olvidar que si nuestra pareja duda de nuestro amor no lo hace por placer, también está sufriendo con la situación, así que debemos reconocer nuestros sentimientos y si el amor es verdadero, no habrá nada que algunos remienditos no puedan resolver.
El amor es cuestión de reciprocidad: no debemos abandonar el barco sin antes luchar por mantenerlo en la mar, aunque el oleaje sea fuerte y haya una tormenta socavando nuestras esperanzas, siempre cesará la oscuridad para que los rayos de sol le abran paso a un nuevo amanecer.
Alguna vez nos hemos enfrentado a esa inseguridad, a ese sentimiento que le hace pensar que ya no le amamos y nos hemos alejado de su amor sin razón alguna. Alguna vez hemos sentido la necesidad de demostrarle que nada ni nadie en este mundo cambiará lo que sentimos, pero muchas veces no sabemos el cómo y en lugar de dar la confianza que espera, terminamos por enredar un poco más el problema.
debe saber que es tu presente, que independientemente de cuántos amores del pasado puedan presentarse, tú tienes claro cuáles son tus sentimientos y donde quieres estar.
No debemos rehuir las inquisidoras preguntas. No debemos dejar de lado esa pregunta tan sutiles pero significativa como el “¿tú me amas?” y tampoco debemos dar respuestas tan vacías como “por supuesto mi vida, sino no estaría contigo”. Si te lo pregunta es porque necesita que le reafirmes que tiene un lugar muy especial en tu corazón.
Por eso, no debes responder desde la lógica con un simple “por supuesto mi vida, sino no estaría contigo” sino más bien con algo que provenga de tus sentimientos: “Pues claro que te amo, tú eres mi alma, mi pedacito de cielo, eres quien me regala vida y hace que mi corazón le encuentre sentido a seguir latiendo”. El sentido cambia ampliamente de las primeras expresiones a estas últimas, así que aunque parezcas un “disco rayado” no dudes en repetirle cuanto le amas; ello puede aliviar su inseguridad y ayudarte a resolver la situación.
El verdadero amor no desconfía y menos cuando se han tenido bases sólidas al construirlo. Sin embargo, debemos reconocer que existen situaciones que se nos salen de las manos y aunque no afecten significativamente nuestra relación sí pueden sembrar una semilla de dolor en nuestra alma. Los celos y la inseguridad no son manifestaciones del querer, son manifestaciones de aquellos instantes de vulnerabilidad que llegamos a padecer como seres humanos que somos; lo importante en estos momentos es que no nos dejemos absorber y sepamos salir avante sin ocasionar ni ocasionarnos muchos daños.
No es bonito que duden de nuestro amor, pero si llega a suceder, no debemos “lavarnos las manos” y decir que tiene todas las responsabilidades, porque no debemos olvidar que una relación es de dos, y quizá en algún momento bajamos la guardia y obviamos decirle lo importante que es para nuestras vidas.
Así que si pasas por un pequeño resabio de este tipo, no olvides decirle a la persona que amas sin titubear lo que piensas y sientes. “Por favor no dudes de mi amor por ti”.
No debemos olvidar que si nuestra pareja duda de nuestro amor no lo hace por placer, también está sufriendo con la situación, así que debemos reconocer nuestros sentimientos y si el amor es verdadero, no habrá nada que algunos remienditos no puedan resolver.
El amor es cuestión de reciprocidad: no debemos abandonar el barco sin antes luchar por mantenerlo en la mar, aunque el oleaje sea fuerte y haya una tormenta socavando nuestras esperanzas, siempre cesará la oscuridad para que los rayos de sol le abran paso a un nuevo amanecer.
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