martes, 29 de noviembre de 2011

algunas parejas heterosexuales: ellas desembocan en una crisis personal al cabo de un tiempo de convivencia con ellos, ya que de alguna forma no se sienten comprendidas y amadas en el nivel que esperan. Aunque sus parejas no son sexistas claramente, terminan siendo ellas quienes hacen la compra, limpian, cocinan y están pendientes de la mayor parte de las tareas domésticas. Eso sí, a la hora de hacer la compra ellas eligen, hacen la lista, cogen el carrito, miran los precios, pero si hay que llevar el coche…Ellos conducen.
Así que terminan agotadas no solo físicamente sino anímicamente, pues en los casos que conozco terminan deprimidas, desilusionadas pero al tiempo, sus parejas masculinas las acusan sutilmente de ser demasiado trágicas, exageradas, lloronas, depresivas…Por lo que el resultado final es un conjunto de mujeres con sentimiento de culpa, que reprochan en su subconsciente la soledad extrema en la que viven a sus novios/maridos pero lo protegen y exculpan.  Tal es así que acaban por exigirles más bien poco en cuanto a cooperación y comprensión emocional por otra parte. Así que un vacío frío y extraño se adueña de ellas, y dejan de hacer todo aquello que tanto les gustaba (escribir poesía/novelas, leer, ir al cine o al teatro, fotografiar, pintar, hacer deporte, viajar…). Dejan pasar el tiempo pensando que no se puede aspirar a otra cosa, que quizás tiene razón el mundo que la rodea y verdaderamente son ellas las histéricas y exigentes, que se “debe” ser feliz cumpliendo su rol de mujer que trabaja, es culta y tiene la casa perfecta.
Cada vez va quedando un poco menos de ellas, hasta que aquella chica divertida, sensible y soñadora que arrastró durante años su cuerpo hasta la Facultad se disuelve. Hasta que deja de ser ella y comienza a ser una imagen propuesta socialmente. En los casos que conozco ellos no son especialmente machistas, ni nada parecido, incluso hacen algunas cosas en el hogar, entonces surge la palabra “maldita”: “No si él es muy bueno, me ayuda y todo eso”. ¿Me ayuda?, ayuda significa que alguien te ofrece generosamente una mano para realizar alguna tarea que solo a tí te corresponda. La cooperación, el repartir las actividades no tiene nada que ver con el concepto de ayuda.
Y sé de dónde viene esta problemática: de las aulas, del lenguaje, de los medios de comunicación y de esa insistencia social en ser cada vez más conformista y acomodarse a toda estructura dada.
Para empezar, en las aulas y en general en la infancia, a los niños varones no se les incita a realizar actividades que estimulen su sensibilidad, ni se les incita a desarrollar su capacidad comunicativa, se les hacer ver que lo normal es que se peleen, jueguen a luchas, a carreras, hagan travesuras, desobedezcan, molesten un poco a las niñas… A ellas en cambio se les adjudica el papel de comprensivas, de responsables, de “enfermeras”, de sumisas y buenas, y además he comprobado que si la niña es realmente inteligente y capta todo lo que se le enseña se la tacha de repelente, si es un chico se le nombra de otra forma: “vaya este chico promete, es muy listo”.
El resultado es que los chicos crecen y no se sienten los responsables no solo de tareas domésticas sino de la relación en sí con su pareja (no saben comunicarse, aunque escuchen), las chicas en cambio creen que todo les corresponde en el fondo a ellas pues sus novios/maridos son simples niños grandes, traviesos, descuidados que no saben sus obligaciones.
No sé cómo se produce pero ellas acaban soportando toda la carga, sintiéndose vacías y vulnerables, ellos aseguran que no entienden nada de lo que sucede.
No quiero decir que esto se produzca en todas las parejas heterosexuales ni mucho menos, sencillamente es algo que pasa en algunas parejas,¿quizas tu estes en esa situacion? o ¿hayas estado?

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