martes, 29 de noviembre de 2011

Si no hacemos nada y nos abstenemos de actuar, la situación no resuelta la decidirán otros por nosotros.

La peor decisión que se puede tomar es la que no se toma. Abstenerse de hacer algo para enfrentar un problema o alcanzar un objetivo es un error, porque nunca se conseguirán las metas que se quieren lograr. De igual forma, tampoco el problema desaparecerá si no hacemos nada, por el contrario, lo más probable es que se agrave o agrande.

La palabra decidir viene del latín "decidere" lo cual significa "cortar" o "resolver". Se usaba para decir "cortar la dificultad".

Decidir también es formarse un juicio definitivo sobre algo dudoso: "Decidir una cuestión" (RAE).

Resolver es tomar la determinación de hacer algo, básicamente encontrar la solución a un problema o escoger entre dos o más alternativas.

Escoger nos obliga a tomar decisiones todo el tiempo. Debemos elegir cosas importantes como, qué estudiamos, qué creencias tendremos, quién será nuestra pareja, a qué nos dedicaremos, qué nos gusta, sí tendremos hijos, qué clase de educación le daremos, a qué grupos o asociaciones perteneceremos, en qué tipo de sociedad viviremos, quiénes nos gobernarán y de qué forma creceremos como seres humanos. También, seleccionamos situaciones menos importantes tal vez como, qué cosa comeremos, cómo nos vestimos, qué película vemos o adónde vamos el fin de semana.

Para asumir una adecuada decisión en una situación que consideremos importante es conveniente no tomarla a la ligera y controlar nuestras emociones para hacerlo. Lo primero que debemos efectuar es preguntarnos sí lo qué decidiremos afectará nuestro presente y futuro, y en qué magnitud. Luego medir, hasta donde podamos, el impacto que tendrá en nuestras vidas la decisión tomada. Analizar las distintas alternativas y ver cuales serán las ventajas y desventajas de las dos o más opciones que podamos preferir.

Tenemos que comprender que la vida, por sí sola, representa cierto riesgo. Por lo tanto, sopesemos las contingencias de cada elección y en cómo nos puede afectar negativa o positivamente.

Lo más importante es que estemos muy conscientes que la vida en familia, en comunidad o en sociedad nos presentará siempre eventos que nos obligarán a tomar decisiones y que no podemos evadirlas. Nadie tomará nuestras propias decisiones mejor que nosotros mismos. Si alguien lo hace por nosotros tenderá a favorecer sus intereses en lugar de los nuestros, por muy nobles que parezcan sus propósitos. Recordemos que "cada cual arrima su sardina a la braza".

Si no hacemos nada y nos abstenemos de actuar, la situación no resuelta la decidirán otros por nosotros. Lo peor que se puede hacer es no hacer nada.

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