martes, 29 de noviembre de 2011

Las emociones, entre ellas el amor, pueden tomar el control de nuestra racionalidad y hacernos ciegos e irracionales.



La ciencia está demostrando que "el amor es ciego" como se afirma universalmente. Las emociones son la expresión más acorde a nuestros instintos. Sentimos miedo para sobrevivir. Cuando se hace presente el peligro, nuestro organismo, sin que intervenga la razón y el pensamiento, emite señales y provoca un complicado mecanismo que dispara la adrenalina en nuestra sangre, la cual nos prepara para enfrentar la amenaza o huir con una fuerza que nos sorprende. Otra emoción, la rabia y la ira nos nublan la mente y nos dotan de la agresividad necesaria para luchar en casos extremos por nuestra integridad ante un agresor que ponga en riesgo nuestra vida. Para evitar la tristeza cuidamos a nuestros seres queridos y valoramos la existencia. Pero, las emociones, todas funcionan más instintiva que racionalmente. Aunque no lo deseemos, el pavor, el pánico, el enojo, la alegría y la congoja pueden surgir fuera de nuestro centro de comando racional. Reímos o lloramos sin pensarlo. Por eso las emociones, entre ellas el amor, pueden tomar el control de nuestra racionalidad y hacernos ciegos e irracionales.

Numerosos estudios están indicando que la compleja bioquímica del amor elimina en parte el pensamiento crítico que se pueda tener hacia el ser querido. Una madre cuando evalúa a su hijo o una persona cuando valora a su pareja tenderá a minimizar los juicios adversos sobre ellos por razones que van más allá que el juicio racional interesado. Científicos británicos del Colegio Universitario de Londres señalan que cuando las personas aman intensamente y observan a su pareja o hijos, las zonas cerebrales que tiene que ver con el pensamiento crítico y con los juicios negativos se desactivan. Literalmente, las neuronas que tienen que ver con esto se "apagan".

Por otro lado, un equipo de investigadores de la Universidad de California comprobaron que las personas enamoradas sobrevalúan a sus respectivas parejas y ven menos atractivas a otras personas.

Todo pareciera demostrar que somos ciegos ante los defectos del ser amado y parcialmente ciegos ante los encantos y atributos positivos de las personas que no gozan de nuestro afecto y pasión.

Esto, de manera general, es bueno para la relación de parejas y el amor materno filial, pero no debemos olvidar que como seres humanos somos entes pensantes y que el amor emocional no basta para ser felices. Se requieren metas y comunidad de intereses, formas de vida y pensamientos comunes, solidaridad, acuerdos de convivencia, intimidad y confianza. El amor debe ser a plena vista. aunque "invidente" buena parte del tiempo.

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