miércoles, 30 de noviembre de 2011

No se puede luchar contra el cuerpo-dolor, crearías más conflicto interno y prolongarías el dolor. El cuerpo que ves y tocas no te puede llevar al Ser, solo es un caparazón externo. El Ser es el cuerpo interno invisible, eres más que la forma externa. Tu no eres tu cuerpo. La transformación se realiza a través del cuerpo no alejándose de él. Gracias al cuerpo interno eres eternamente uno con Dios. Cuando te identificas con el cuerpo interno intemporal, el pasado y futuro no dominan tu atención. Cuanto más conciencia lleves al cuerpo, más se fortalece el sistema inmunitario. También queda reforzado el sistema inmunológico psíquico, te protege de los campos de fuerza negativos. Habitar tu cuerpo te protege, pero no poniendo un escudo, sino elevando la frecuencia vibratoria de tu campo energético total. Hay que cuidar a tu cuerpo, pues el es tu vehículo en esta vida. Si escuchas al cuerpo nunca comerá en exceso ni nunca de menos.

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