sábado, 29 de octubre de 2011

guiso de calamares

1. Limpieza: Es conveniente pedir al pescadero que nos los limpie porque en casa manchan mucho, y si nos separa las tintas, pues mejor porque las podemos congelar para otro plato. 2. En una cazuela pondremos a dorar los dientes de ajo en aceite, la cebolla muy finamente picada, la zanahoria cortada en rodajas finas y el pimiento verde en arandelas, se rehoga todo bien se deja freír hasta que quede bien blandito y un poco tostado. Se añaden los calamares cortados groseramente a tijera, y las patatas rotas en cachelos, se salpimienta se rehoga y se cubre de agua. Antes de poner el agua se puede también regar con un poco de vino blanco o incluso con una copita de brandy, potencia mucho el sabor, pero entonces conviene dejarlo cocer hasta que se evapore todo el alcohol. Yo también le pongo a veces un tomate para reforzar los sabores, incluso una cucharada de mole, aunque va en detrimento del más puro sabor a mar que aporta el calamar, pero no es fresco y recién pescado, pues es aconsejable dar este toque. 3. Debe cocer lentamente hasta que queden blanditas las patatas, pero eso no lleva más de media hora, y no deben pasarse de cocción, porque aunque el guiso esté igual de rico, conviene que no se hagan puré para mantener un mínimo de presencia. Terminación del plato: Ya han visto que el plato es alarmantemente sencillo, casi desmitificador de la cocina tradicional, pero a la vez resulta exquisito. No tiene más misterio, pero conviene dejarlo reposar, lo cual es también bastante cómodo porque lo podemos hacer por la mañana, luego vamos a ligar a la playa, y al volver a casa a consumar la faena, se recalienta y en cinco minutos tendremos una comida con la que alucinar a nuestra nueva víctima (verán que no especifico si es hombre o mujer, aquí no hay sexismo). Guarniciones: Si hemos ligado, la única guarnición que vale es mucho amor, si no, pues un poquito de alioli en el borde del plato acompaña muy bien, pero no conviene enviciarse demasiado porque un día de ligue se nos olvida el consejo y podemos espantar un amor estival por la traidora peste a ajo. Vinos recomendados: Un blanco no muy perfumado, yo me inclinaría por un Ribeiro, pero de los buenos. La sidra natural también encaja, y si el ligue que llevamos es extranjero, pues lo de escanciarla queda muy folklórico.

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