lunes, 24 de octubre de 2011

Levántate, compañera mía, hermosa mía, y ven por acá.
Porque, mira, ya ha pasado el invierno, y las lluvias ya han cesado y se han ido.
Han aparecido las flores en la tierra, ha llegado el tiempo de las canciones, se oye el arrullo de la tórtola en nuestra tierra.
Las higueras echan sus brotes, y las viñas nuevas
exhalan su olor. Levántate, amada mía, hermosa mía, y ven.
Paloma mía, que te escondes en las grietas de las rocas, en apartados riscos, muéstrame tu rostro, déjame oír tu voz,
porque tu voz es dulce y amoroso tu semblante.

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